domingo, 2 de junio de 2013

¡¡¡Doraemooooooooooon!!! (O la co-dependencia)

Érase que se era una vez un niño japonés llamado Nobita, caprichoso, perezoso, impuntual, irresponsable, mal estudiante y con una gran capacidad para meterse en líos y no saber salir de ellos. Vive con él un gato del futuro llamado Doraemon, que ha viajado al pasado para ayudar a Nobita a que sea un futuro adulto competente.

A partir de ahí, muchos conocéis la historia. Cada día de su vida, Nobita se mete en un lío o simplemente, quiere algo (librarse de un examen, borrar unas malas notas, leer un cómic que no puede comprar) Y lo pide desesperadamente. Después de lloros y chantajes emocionales, consigue que Doraemon le dé la solución, en forma de cualquier artilugio de su bolsillo mágico. Lejos de aprovecharlo bien, Nobita siempre abusa del invento y la ventaja que le da y se mete en más líos, con lo que Doraemon debe rescatarlo al final del episodio. Lo hace una y otra vez en los centenares de capítulos de la serie.

En la relación, ambos se necesitan: Las necesidades de Nobita dan sentido a que Doraemon esté ahí. Por otra parte, sin él, Nobita se vería obligado a esforzarse y sacarse sus castañas del fuego. Con el tiempo, uno es cada vez más "incapaz" y el otro cada vez tiene un "bolsillo mágico" de recursos más grande... Pero para el otro. Por lo tanto, se necesitan. Y a la vez, ninguno de los dos es libre.

Pero esto sólo son dibujitos, ¿no? En realidad esto no ocurre...

En muchos de los malestares entre parejas o entre personas que deberían ser "iguales" puede que nos encontremos una situación parecida: que exista de manera muy clara un "necesitado de socorro" y que el otro sea el "Salvador".

En ocasiones, el "socorrido" no deja de exigir la ayuda. Conseguirla le es fácil y le da una ventaja: no tiene porqué espabilarse por sí mismo y por lo tanto, no aprende...
Y el "salvador" quiere lo mejor para el otro, evitarle el sufrimiento y que sepa arreglar sus problemas... Pero le duele que sea tan fácil para uno mísmo/a ayudarle y no hacerlo, además que se siente tan bien cuando lo hace...

El caso es que el uno por el otro van estrechando la relación, uno da sentido al otro y los dos repiten una y otra vez lo mismo... Hasta que uno, generalmente el que "ayuda", explota.

Como en esta conversación que "cacé" el otro día yendo en tren:

"-... y nada, que nos volvimos a discutir... Y yo ya estoy hasta las narices, siempre es lo mismo.
- ¿Qué pasó esta vez?
- Pues lo de siempre, vamos a comprar, llegamos al súper y no sabe la mitad de cosas que necesitamos. Sólo se acuerda de lo suyo, y con muchas cosas ni eso. Suerte que como esto ya ha pasado otras veces, ya lo había mirado yo...
- ...
- ... luego quiere ver una peli, la busca y no la encuentra... Me llama, voy, miro en un momento y está delante de sus narices... Y si viajamos igual, que compre yo la reserva, que voy más rápido y decido bien...
- Bueno, eso es bueno, ¿no?
- Si, siempre me da las gracias y eso me gusta... Pero es que a veces parece que me necesita para todo: Me consulta cosas del trabajo, qué le puede comprar a su familia, todo... También es verdad que cando no lo hace le pregunto yo si me necesita... Pero es que ayer ya no pude más...
- ¿Porque discutisteis?
- Tenía una cena con unas amigas de la que él no se acordaba... Y se molestó. Decía que no cuento con él, que no pinta nada en mi vida... No pude más."

Foto: animeclick.it

3 comentarios:

  1. Podías haberle dicho que es incesto acostarse con su hijo, o en una versión más softcore que "se está volviendo una pareja idiotizante"...
    Y luego bajarte corriendo del tren!!! ;)

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  2. Ya lo pensé, ya... peeero recordé que la ayuda dada y no demandada no es agradecida ni es valorada ;)

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