"Los que renuncian son más numerosos
que los que fracasan" Henry Ford
En muchas ocasiones las evoluciones personales más fuertes llegan
cuando en nuestras acciones y pensamientos distinguimos entre la Constancia vs. la Testarudez:
Cuando se actúa con Constancia, se esfuerza y mantiene ese empeño para
conseguir un objetivo. Y con
cada intento, revisa y ve si ha conseguido algo nuevo que pueda aprovechar. Sin dejar por eso de ser fiel a sí mismo.
Por el contrario, la Testarudez nos lleva a repetir una vez
y otra vez lo mismo, de manera fija por miedo a perder “la esencia” de
lo que somos/hacemos, consiguiendo los mismos resultados… Y esperando además que
ocurra algo diferente (paradójicamente).
Esta es la historia
de dos ranas que un día se cayeron en una vasija que contenía leche. Ambas
saltaron una y otra vez para intentar salir, pero no conseguían elevarse lo
suficiente para alcanzar el borde. Después de algunos intentos, una de las
ranas pensó: “está claro, por mucho que lo intente, nunca conseguiré saltar tan arriba, por
tanto es mejor ahogarme que seguir sufriendo”.
La otra rana pensó que el hecho
de no haberlo conseguido hasta el momento no era razón para dejar de intentarlo, y
por tanto, continuó saltando. Por efecto de los saltos, la leche se fue
convirtiendo en nata. Cuando ésta fue lo bastante espesa, pudo conseguir suficiente apoyo para impulsarse y salir de la vasija. (Cuento popular
ruso).
Mi reconocimiento
desde aquí a los constantes y persistentes, muchas veces no os lo ponen nada,
nada fácil. Espero que en este 2013 seáis muchos más.
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