martes, 26 de febrero de 2013

¿Amar sin tiempos revueltos?

Ahora se ha puesto de moda hablar de relaciones y de personas "tóxicas". Como etiqueta es muy efectiva y fácil, pero puede ser útil cuando hablamos de  relaciones que:

  • desgastan física y emocionalmente a uno de los miembros de la pareja, 
  • llevan al punto de decir "no puedo dar más", 
  • conllevan tener al lado a una persona a la que no se consigue hacer nunca feliz pese a que parece haberse intentado todo -entre otros muchos ejemplos-
¿Pero qué es lo "tóxico"?: ¿La persona, la relación, el cómo ama uno de los dos, el como lo hace el otro en correspondencia (o no)? ¿El cómo se llega a esa relación?

Todo juega. Empezando por las creencias (propias o aprendidas) que arrastramos sobre "cómo creo que debe ser mi relación para ser feliz". Sobre esto, me gustaría compartir este fragmento que he re-leído hace poco:

"Por otra parte, no le ayudaba el hecho de que nuestra cultura otorga un viso romántico al sufrimiento por amor a la adicción a una relación. Desde las canciones populares hasta la ópera, desde la literatura clásica hasta los romances arlequinescos, desde las telenovelas diarias a las películas y obras de teatro aclamadas por la crítica estamos rodeados por innumerables ejemplos de relaciones inmaduras e insatisfactorias que se ven glorificadas y ensalzadas. Una y otra vez, esos modelos culturales nos inculcan que la profundidad del amor se puede medir por el dolor que causa y que aquellos que sufren de verdad, aman de verdad. Cuando un cantante canta con voz suave y melancólica acerca de no poder dejar de amar a alguien a pesar de lo mucho que eso lo hace sufrir, hay algo en nosotros -tal vez a fuerza de vernos repetidamente expuestos a ese punto de vista- que acepta que lo que expresa el cantante es correcto. Aceptamos que ese sufrimiento es parte natural del amor y que la voluntad de sufrir por amor es un rasgo positivo en lugar de negativo.

Existen muy pocos modelos de personas que se relacionan con sus pares en forma sana, honesta, no manipuladora y no explotadora, y esto quizá se deba a dos razones. (...) En segundo lugar, dado que la calidad de la interacción emocional en las relaciones sanas es más sutil que el flagrante drama de las relaciones insatisfactorias, su potencial dramático tiende a ser pasado por alto en la literatura, el teatro y las canciones. Si nos vemos acosados por estilos perjudiciales de relacionarnos, tal vez sea porque eso es casi todo lo que vemos y sabemos." 

¿Qué valoramos cada uno/a de nosotros en una relación de pareja? ¿Sentirnos amados? ¿Poder amar? ¿La intimidad? ¿La existencia de un proyecto en común? ¿Sentirse vivo/a? 

¿O el enorme esfuerzo de conseguir y mantener a esa persona a tu lado?

¿Por qué parece en tantas ocasiones que algo que debe ser tan agradable como ser querido y querer obligatoriamente conlleva el sufrir para poder sentir que "vale la pena"?

¿Cómo amar sin sufrir si no dejamos de darle valor al "porque sufro, amo"?

Fragmento: Norwood, R."Las mujeres que aman demasiado" (1985)

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