Hoy propongo un acertijo, un problema de esos de lápiz y
papel.
Consiste en unir entre sí estos 9 puntos. Las únicas
condiciones del problema son 2:
- Deben conectarse todos utilizando sólo 4 líneas rectas
- Las líneas deben poderse dibujar sin levantar el lápiz del papel.
Te pido que seas un poco paciente, y no mires aún la
solución. Haz tus pruebas…
….
….
….
Y aquí está la solución.
Creo que lo más interesante de este tipo de problemas no es tanto el conseguir resolverlo, como el proceso que se sigue y las
soluciones que se van intentando (si no conocías previamente el problema,
claro).
Lo habitual en este ejercicio es que la solución sorprenda:
“¿pero cómo? No sabía que se podía salir del cuadrado para dibujar las líneas” .
Cuando la realidad es que no había ningún cuadrado, sino 9 puntos, y
en ningún caso se dice que no se puede sobrepasar este cuadrado “imaginario”.
Como en este problema, en muchas ocasiones suponemos normas
y límites que no se nos han planteado en la formulación del problema. En
nuestra construcción del mundo, damos forma conocida a las “formas” que se nos
van presentando. Les damos lógica. Esto no es incorrecto en si mismo, pero a
veces caemos en nuestra propia trampa. porque a creencias o presuposiciones les damos valor de norma y de certeza. Y nos limitan el incluso empezar a plantearnos opciones diferentes fuera de estas "normas".
Y damos muchísimas
vueltas para encontrar una solución que en muchas ocasiones resulta ser bastante
más sencilla de lo que nos pensábamos en un principio.
Quizá es que pensar diferente a veces es menos difícil y
costoso de lo que nos han hecho creer…
O como decía Thomas Edison “una experiencia nunca es un
fracaso, pues siempre viene a demostrar algo".
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