jueves, 25 de febrero de 2016

La casa, de Paco Roca

Un año después de la muerte de su padre, sus 3 hijos vuelven a casa. Es una segunda residencia, una casa construida desde cero por la ilusión y el trabajo de su dueño y de sus hijos a lo largo de los veranos y los fines de semana. Una casa llena de memoria, que se deteriora rápidamente cuando nadie la cuida. A lo largo del libro, arreglan la casa con la intención de venderla. Entre la revisión de objetos que recogen y los diferentes lugares a los que regresan, los 3 van enfrentándose a sus recuerdos y a los hechos que se han quedado sin respuesta. Poco a poco, una decisión tomada empieza a no ser tan clara ni firme porque, ¿Qué lugar quieren dar cada uno al recuerdo y al legado de su padre? ¿Qué quieren hacer con sus propios recuerdos?

Empecé “La Casa” con un tremendo respeto, porque la obra de Paco Roca me gusta muchísimo y porque en este libro ha volcado una parte de sus vivencias, sus emociones y su historia. Con lo cual, se me ha activado ese respeto incondicional que para mí es imprescindible en nuestro trabajo. El que se enciende cuando los demás te muestran, sin conocerte, sus recuerdos y emociones con generosidad.

Ésta es una historia sobre cómo funcionan los recuerdos, cómo van tomando diferentes formas e interpretaciones conforme pasa el tiempo. Tenemos 3 hijos y un padre. Cada uno de ellos va mostrando cómo ha dado forma a su memoria, qué papel tenía su padre en su vida, qué representaba la casa familiar y cuál ha sido su papel y participación en la historia familiar. Los protagonistas se encuentran con la obligación de tomar decisiones alrededor de la limpieza de la casa y su destino. Poco a poco esa obligación va tomando diferentes formas, del hastío al apego pasando por la nostalgia.

Es una historia sobre memorias, significados personales, vidas y decisiones. Y sobre renuncias y nuevas aceptaciones. Porque en eso consiste la toma de decisiones, hasta las más pequeñas e insignificantes. Son una apertura a nuevas posibilidades, y la renuncia a todas las demás opciones que desechamos. Tomar decisiones consiste en ambas cosas a la vez. Y siempre hay un motivo personal detrás de toda renuncia.

Tomar decisiones es un ejercicio cotidiano pero igualmente difícil, porque asumir consecuencias muchas veces lo es. A veces ocurre lo contrario: que no importan las renuncias (o no se tienen lo suficientemente en cuenta) sino que el problema es la incertidumbre de lo que vendrá. Las nuevas posibilidades nos obligarán a nuevas decisiones. Eso es lo que lleva a quedarnos cómo estamos, aunque no nos esté bien del todo. No mola, pero me quedo con lo malo conocido, no sea que lo bueno por conocer me desborde.

Pero no tomar una decisión es también, una decisión.

Es una historia sobre historias: sobre nuestras propias historias. Ésas que se componen de las propias experiencias y las que nos han llegado de nuestros padres/madres y abuelas/os. Y cómo las hemos asumido y hemos hecho nuestras, o cómo las hemos rechazado. Todo ese conjunto conforma parte de nuestra identidad, y es la mochila con la que debemos ir adelante y construir nuestra vida.

También trata de la emancipación de los padres por parte de los hijos: cuando un hijo crece y empieza la vida adulta acepta cosas de sus padres al a vez que renuncia a otras. Porque de eso se trata ser adulto y crear el propio destino: de agradecer y aprender de los aciertos y errores de la generación anterior, o de aprender a gestionar el daño que hayamos podido recibir. Los 3 hermanos vuelven como adultos a la casa que dejaron de ir como adolescentes. Ya sin su padre, deben decidir qué significa para ellos y qué parte de su pasado quieren mantener con ellos en el futuro. Como diría un colega mío, deben  “entender el pasado para vivir el futuro”.

Encontraréis ternura, sin ñoñerías, y un ejercicio de comprensión de los motivos de los demás, a la vez que de de reivindicación de los propios motivos. Está narrada con esos pasos atrás y adelante en el tiempo al que Paco Roca nos tiene acostumbrados ("El invierno del dibujante", "Los surcos del azar"). Y sobretodo con silencios, esos silencios que sin decir nada transmiten mucho más que utilizando palabras. Si cogéis el libro, espero que os llegue esa mezcla de emociones latentes y no explícitas a lo largo de toda la historia. Esa mezcla de emociones que es tarea del lector digerir y elaborar una vez cierra el libro. Este cómic ha servido al propio autor para digerir las suyas.

Ficha de la editorial: http://astiberri.com/products/la-casa

Y si te ha gustado y quieres saber más, aquí tienes una entrevista: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/11/30/actualidad/1448908973_011049.html

Y si eres profesional de la psicología, ahí van 2 libros recomendados y relacionados con el tema:

  • Rogers, Carl "El proceso de convertirse en persona. Mi técnica terapéutica" Ed. Paidós colección Contextos.
  • Bowen, Murray "De la familia al individuo. La diferenciación del si mismo en el sistema familiar". Ed. Paidós colección Terapia Familiar




2 comentarios:

  1. muy interesante. A veces cuesta mucho aceptar cosas sobre nuestra familia pero es muy importante entenderlas porque son parte de ti. Me ha gustado mucho la entrada del blog. Felicidades!

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  2. ... No quiero leer casi nada de la entrada porque me quiero comprar el tebeo, pero Los Surcos del Azar también me parece una pedazo de obra muy digna de ser recomendada, aunque por lo que parece, bastante diferente de esta otra...

    ¡Un saludo!

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